El tribuno
del pueblo no sembró la violencia con
armas; sembró
las semillas de igualdad y de justicia.
Hecocu
A JORGE ELIÉCER
GAITÁN
Cuando era niño
escuché de mis mayores
hablar del líder,
del caudillo de América,
que con ideas
producía temblores
en una democracia cadavérica
De mi padre aprendí
todo su ideario
basado en el derecho
y en la moral,
de dar la vida si
fuere necesario
por una Patria con
justicia social.
Su concepción
política fue humanista
apoyada en estudios
de hombre ideal
y sin ser
totalitaria o comunista
le hizo reparos al
sistema feudal.
En sus discursos de
frente al Parlamento
con palabras de
sarcasmo personal,
hacía estremecer
los partidos por dentro
al referirse a un
gran cambio real.
Atacó al burgués,
al mendaz, al villano,
que compran los
votos para hacer el mal
y defendió al
indefenso ciudadano,
al pobre, al obrero
y al intelectual.
Las tesis que
expresó en plena plaza pública
tienen vigencia aún
con gran valor actual
y causan estupor en
la élite impúdica
que se precia de
burguesa o liberal.
Su vida se esfumó cerca
del Palacio
por la acción vil de
una mano criminal
que cortó esperanzas
en tiempo y espacio
partiendo la
historia de vida nacional.
Sus ideales hoy
brillan como un faro
que da su lumbre en
medio de tempestad
el cual señala el
camino cual Lautaro
para salir de fatal
mediocridad.
Su doctrina, cual
la de Jesús, no ha muerto
y las semillas de
paz con igualdad
muchas cayeron en
lo mejor del huerto
y hoy no se
arredran ante la iniquidad.
¡Oh, Gaitán, Tribuno
del Pueblo inmolado,
intercede a Dios
con amor fraternal!
para que abra
mentes en país hollado
y cesen por siempre
la ira y la maldad.
Abril 9 de 1986. Homenaje al Tribuno del Pueblo en las instalaciones del Exploratorio
Nacional con motivo de conversatorio sobre “El Plan Gaitán”, que contiene una
propuesta sobre la intervención del Estado en la banca, así como sobre ahorro,
crédito, fomento agrario e industrial y reforma agraria.
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