Los cambios sociales no se hacen con palabras,
se hacen con obras que beneficien al pueblo.
Hecocu
CALLE DEL CARTUCHO
Con ese nombre de
sentido bélico
se denomina la
calle olvidada
que está a sólo dos
cuadras del Congreso
donde la Patria
está representada.
En esa vía que
produce miedo
enclavada se
encuentra la injusticia,
allí vive el
mísero, el cartonero,
con el hambre, la
droga y la inmundicia.
Allí se unen el
dolor, el sufrimiento,
el desamparo, la
angustia y la inedia
ante la acción
silente de un gobierno
que ve morir al
pueblo en su tragedia
¿Qué pensarán el
alcalde, el presidente,
el concejal, el padre
de la Patria,
que ofrecieron
“Tiempo de la gente”,
cuando el mendigo
llega a su morada?
¿Será que empleados
y campesinos
siguen creyendo en
cambio con promesas
al ver a ineptos
sin cambiar destinos
de harapientos que
mueren a sus puertas?
¿No será que en
campaña es diferente
cuando prometen
asistir al paria,
pero alcanzada la
poltrona en mente
a los problemas se
les da la espalda?
Quiera mi Dios que
el corazón se ablande
en los medios de
prensa, en la opulencia,
para que sueñen en
la empresa grande
que construya la
paz y convivencia.
Agosto 7 de 1995. La Calle del Cartucho
esta localizada en el barrio Santa Inés, a escasos metros de la Alcaldía Mayor de
Bogotá, del Capitolio Nacional, del Palacio Episcopal, y a tres cuadras del Palacio
Presidencial, donde hoy gobierna el presidente Ernesto Samper Pizano, quien prometió
en su campaña hacer el gran salto social en favor de los desvalidos, bajo el
eslogan “El tiempo de la gente”. Este poema fue enviado a todos los medios de
comunicación y publicado por el diario El Tiempo, que oyó el clamor e inició una campaña para arreglar el problema
social. Quiera Dios que se construyan hogares de paso donde se pueda albergar dignamente
esta población.
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