Las
trincheras construidas con ideas son más fuertes y resistentes
que las que
se hacen con arena y cemento.
Hecocu
VIVENCIAS
Nací en
medio de una contienda absurda
que entre
rojos y azules se libraba,
por mantener
el poder y prebendas
en el pueblo
la inquina se sembraba.
Desde niño
sufrí la gran tristeza
del inerme
que sale desplazado
dejando tras
las huellas la riqueza
que con su
esfuerzo había ya amasado.
Sentí el
dolor de padre y madre ausente
y crecí con
desahogo entre abuelos,
que en la
mansión vivían el presente
en medio de
oropeles y de anhelos.
Cuando llegó
Rojas de presidente
conocí a la
Nación en su congoja
y entre
sueños aún de adolescente
juré a mi Dios
servirle sin lisonja.
Luché por mi
país desde teniente
buscando
siempre paz y convivencia
y sólo
encontré al ser intransigente
que prefiere
vivir de la violencia.
En cuarteles
sufrí con impaciencia
la muerte de
indefensos campesinos,
en manos de
apátridas sin conciencia
que matan
por dineros clandestinos.
Con gran
dolor vi morir al agente,
al soldado en
la guerra fratricida,
al superior
que puso de presente
que el
“Deber es primero que vida”.
Conocí la Patria
en toda su extensión,
recorrí sus
llanuras y montañas,
navegué sus
mares con la ilusión
de conseguir
la paz en sus entrañas.
De cerca vi los hilos del poder
que a
marionetas con dinero mueven,
quienes
atrás no dejan ejercer
la autoridad
que en apariencia tienen.
Con espanto
miré cómo el gobierno
impone la
clientela sin conciencia,
convirtiendo
la Patria en un infierno
bajo sombras
de olvido y complacencia.
Con pesar vi
cómo el hombre se vende,
cómo
incumple la palabra empeñada,
cómo
abandona el barco cuando se hunde
justificando
con mente amañada.
Por los
pobres sufrí con alma impotente
de mitigar
el hambre y la miseria,
de mis
hombres soñé que competentes
salvarán al
pueblo de su tragedia.
El tiempo
pasó cual rayo fulgente
y añejo soy
en esta democracia,
mas quisiera
volver con aliciente
a servir a
una Patria sin falacia.
Quiera Dios
que el sosiego sea latente,
que vivamos en
paz sin amenaza,
que el
desplazado, el pobre, el indigente
puedan tener
la luz de la esperanza.
Junio 11 de 1994. Poema inspirado en momentos en que la
corrupción y el narcotráfico alcanzaron los más altos niveles de infiltración y
penetración en todos los estamentos del Estado.
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