domingo, 6 de abril de 2014

VIVENCIAS





 

Las trincheras construidas con ideas son más fuertes y resistentes
que las que se hacen con  arena y cemento.
                                                          Hecocu
VIVENCIAS

Nací en medio de una contienda absurda
que entre rojos y azules se libraba,
por mantener el poder y prebendas
en el pueblo la inquina se sembraba.

Desde niño sufrí la gran tristeza
del inerme que sale desplazado
dejando tras las huellas la riqueza
que con su esfuerzo había ya amasado.

Sentí el dolor de padre y madre ausente
y crecí con desahogo entre abuelos,
que en la mansión vivían el presente
en medio de oropeles y de anhelos.

Cuando llegó Rojas de presidente
conocí a la Nación en su congoja
y entre sueños aún de adolescente
juré a mi Dios servirle sin lisonja.

Luché por mi país desde teniente
buscando siempre paz y convivencia
y sólo encontré al ser intransigente
que prefiere vivir de la violencia.

En cuarteles sufrí con impaciencia
la muerte de indefensos campesinos,
en manos de apátridas sin conciencia
que matan por dineros clandestinos.

Con gran dolor vi morir al agente,
al soldado en la guerra fratricida,
al superior que puso de presente
que el “Deber es primero que vida”.

Conocí la Patria en toda su extensión,
recorrí sus llanuras y montañas,
navegué sus mares con la ilusión
de conseguir la paz en sus entrañas.

 De cerca vi los hilos del poder
que a marionetas con dinero mueven,
quienes atrás no dejan ejercer
la autoridad que en apariencia tienen.

Con espanto miré cómo el gobierno
impone la clientela sin conciencia,
convirtiendo la Patria en un infierno
bajo sombras de olvido y complacencia.

Con pesar vi cómo el hombre se vende,
cómo incumple la palabra empeñada,
cómo abandona el barco cuando se hunde
justificando con mente amañada.

Por los pobres sufrí con alma impotente
de mitigar el hambre y la miseria,
de mis hombres soñé que competentes
salvarán al pueblo de su tragedia.

El tiempo pasó cual rayo fulgente
y añejo soy en esta democracia,
mas quisiera volver con aliciente
a servir a una Patria sin falacia.

Quiera Dios que el sosiego sea latente,
que vivamos en paz sin amenaza,
que el desplazado, el pobre, el indigente
puedan tener la luz de la esperanza.

Junio 11 de 1994. Poema inspirado en momentos en que la corrupción y el narcotráfico alcanzaron los más altos niveles de infiltración y penetración en todos los estamentos del Estado.


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